En lugar de cánticos, mantras de la India o música instrumental relajante, en una clase de yoga de la ira esperarías escuchar géneros como rock, blues, metal. En lugar de beber agua con jengibre y limón después de una clase, puedes beber cerveza mientras tomas una de estas clases, que tienen lugar en la parte de atrás de un bar. Como si eso fuera poco, puedes maldecir mientras exhalas: una manera efectiva de dejar ir los sentimientos de rabia.
Deja ir las emociones negativas con un método poco convencional
Se supone que el yoga sea una técnica relajante y meditativa, que tiene el objetivo de ponerte en contacto con tu cuerpo y con tus emociones, ayudándote a alcanzar la unión entre las tres manifestaciones de tu ser: el cuerpo, la mente, el espíritu. Para Lindsay Istace, fundadora del yoga de la ira o Rage Yoga, este tranquilo estado se puede alcanzar a través de un método menos serio.
«Muchas personas aman el yoga convencional, lo cual es genial, pero no funciona para todo el mundo», dice Istace para Yoga Journal. Lo que impulsó a Istace a crear este nuevo tipo de yoga fue que se sentía «fuera de lugar» en las clases tradicionales.
Muchas personas se sienten incómodas e intimidadas, como si hubieran caminado a una biblioteca llena de gimnastas. Algunas personas necesitan una ruta diferente para llegar a ese mismo lugar centrado.
El yoga de la ira comenzó como muchas buenas ideas: como una simple broma. Istace cuenta que, cuando rompió una relación amorosa de mucho tiempo, su práctica la ayudó a superar el dolor. «Estaba bromeando sobre mi “práctica de la ira”, y alguien dijo que podía verme enseñando yoga de la ira.»