¿Alguna vez te diste cuenta de que los mosquitos prefieren chupar la sangre de unas personas y tienden a ignorar a otras? A pesar de la creencia popular, esto no significa que tengan la sangre más ‘dulce’.
En realidad, los molestos insectos —que se alimentan de la sangre humana para poder incubar sus huevos— son atraídos por las emisiones de dióxido de carbono y de ácido láctico. Como resultado, suelen picar más a los adultos, pues emiten más dióxido de carbono al respirar y sudar que los niños. Las personas altas y las mujeres embarazadas también están en la zona de riesgo, pues generan más ácido láctico. Al mismo tiempo, se sabe que la piel de algunas personas emite una especie de repelente natural que aleja a los insectos.
El tipo de sangre también influye en la actividad de los mosquitos. Las personas con la sangre del grupo 0 son las más atractivas para estos diminutos insectos: a ellas les pican el doble que a las de los grupos A y B.
Los insectos también prefieren ciertos colores. El negro y el rojo son sus favoritos, mientras que el amarillo y el verde no son de su gusto. Los olores también importan: a los mosquitos les encanta el olor del alcohol —especialmente, el de la cerveza— y los perfumes florales y cítricos.
Pero, ¿qué deberías hacer si te ha atacado un mosquito? Primero, limpia la picadura con agua y jabón. Luego, aplica una compresa de hielo para reducir la inflamación y la comezón. Finalmente, si la hinchazón no se va y te molesta la picadura, tómate un antihistamínico.