El origen del beso francés se lo disputan varias culturas en el mundo, sin que nadie pueda corroborar cómo nació; sin embargo, todas, sin excepción, hemos disfrutado de un apasionado beso. No se trata de una ciencia exacta, pero aprender algunos trucos ¡puede traerte muchos beneficios!
Con un apasionado roce de labios, el mundo desaparece a nuestro alrededor, nos rendimos a las emociones y nos dejamos llevar por el placer, especialmente si se trata del mundialmente conocido beso francés.
¿De qué se trata el beso francés? “Las lenguas de ambos participantes desempeñan un papel importante, acariciando los labios y entrelazándose con suavidad. Según estudios, ofrece una explosión que dispara otros 17 músculos. Puede provocarte escalofríos y acelerarte el corazón”, revelan científicos de la Universidad de Barcelona.
¿Cuál es el origen del french kiss que tanto hemos visto en las películas? Aunque muchas culturas se atribuyen su autoría, fue en 1950 cuando Francia se convirtió en su divulgador, gracias a la fotografía que tomó el artista gráfico Robert Doisneau en la que capturó el intenso momento romántico de una pareja en plena calle de la capital gala (esta instantánea se convirtió después en el símbolo del fin de la Segunda Guerra Mundial). Allí nació la expresión “beso francés”.
¿Sabías que…? Los besos tuvieron una etapa de censura en plena Revolución Industrial, entre 1820 y 1840, cuando la autoridad prohibió hacerlo de forma pública. Años después, en plena revolución hippie de la década de los años 60, esos mismos besos se convirtieron en símbolo de rebeldía, y las parejas se demostraban su amor en las calles para desafiar al establecimiento.
TRUCOS PARA BESAR COMO UNA PROFESIONAL
Ezequiel López Peralta, sexólogo y autor del libro ‘Confesiones de un besólogo’, indica algunas claves para dar el beso ideal: el aliento fresco es fundamental. Por supuesto que acá interviene una buena higiene dental.
Sonreír y hacer contacto visual, en resumen si ambos se sienten cómodos, lograrán un momento genuino.
Ojos cerrados, es una acción simple que te ayudará a concentrarte en los aromas, en lo que sentís y de esa manera fluir.
Comienza con un poco de presión sobre los labios de tu pareja, procura que tus movimientos sean lentos, pausados. No te aceleres, la idea es que la otra persona entienda que tienes todo el tiempo del mundo para ese beso.
Es importante dejarse llevar pero teniendo en cuenta el ritmo al que se mueve la otra persona. Diviértete y permite a tu pareja hacer lo mismo.
¿Y si te equivocas? No hagas escándalo con esto. Si algo no funciona, dejen de hacerlo. Es preferible que lo tomen con calma, reírse de lo ocurrido y probar algo distinto. Frustrarse y demostrar ese sentimiento, solo puede apagar el fuego y destruir el momento.
Fuente: emedemujer