Antes de morir: Anciana escribió quién era realmente y dejó a todos sin palabras

La vejez puede convertirse en una de las etapas mas tristes, si tus familiares deciden llevarte a un ancianato, o a un lugar de cuidado. Aunque allí, hay muchas personas con vocación, nunca estarás mejor que en tu casa.

A continuación, conocerán una historia desgarradora que escribió una anciana antes de morir, causando la indignación de muchos médicos y enfermeras.

Carta de Victoria:

Esto paso al sacar las cosas de Victoria, en su ropero muy pegadas se encontró muchas hojas con este texto.

¿Qué veis, enfermeras? ¿Qué veis?

¿Qué piensan cuando me ven?

Una vieja cascarrabias, no muy lista.

Al que la comida se le cae por los labios y nunca responde.

A la que le gritas: «Al menos podría intentarlo “.

Que parece no darse cuenta de las cosas que hacéis.

Y que siempre pierde algo. ¿Un calcetín o un zapato?

Que ocupa sus largos días en la cama o en el baño.

¿Es eso lo que pensáis? ¿Es eso lo que veis?

Pues entonces abrir los ojos, enfermeras, vosotras no me veis.

Os diré quién soy, ahora que estoy sentado haciendo lo que siempre me dices y comiendo cuando me lo pides:
Soy una niña de 10 años, con padre y madre,

hermanos y hermanas, que se quieren.

Una chica de 17 con alas en los pies,

que sueña con encontrar pronto el amor.

Una enamorada de 20, al que el corazón le brinca.

Que recuerda los votos que prometió cumplir.

Que con 25 ya tiene sus propios niños,

A los que ha de guiar y dar un seguro hogar.

Una mujer con 30, cuyos hijos crecen rápido.

Unidos los unos a los otros con lazos que han de durar.

Con 40, mis jóvenes hijos han crecido y se han ido.

Pero mi esposo está conmigo para ver que no entristezco.

Con 50 vuelven a jugar bebés en mi regazo.

Volvemos a conocer a niños, mi amor y yo.

Días oscuros sobre mí, mi esposo ha muerto.

Miro al futuro y me pongo triste.

Y pienso en los años y en el amor que conocí.

Yo soy ahora una vieja. La naturaleza es terrible.

Me río de mi edad como un idiota.

Mi cuerpo se viene abajo. Gracia y fuerza se despiden.

Ahora solo queda una piedra, donde latía un corazón.

Pero en esta vieja carcasa aún vive una mujer joven.

Y mi maltrecho corazón se hincha.

Me acuerdo de las alegrías, me acuerdo de las penas.

Y vivo y amo, todos los días.

Pienso en los años, tan pocos y que se fueron tan rápido.

Acepto que la vida no es para siempre.

Por eso, gente, ¡abran sus ojos, abran sus ojos y vean!

Mirad más de cerca. ¡Vedme a MÍ!

Y recuerden esta carta la próxima vez que estén con una persona mayor.

Muchas veces no nos ponemos a pensar lo que puede haber detrás de una persona mayor y el dolor que los pudo haber marcado, olvidamos también que ellos solo quieren el descanso eterno y reunirse con alguno de sus seres amados, casi siempre los dejan abandonados y echados a su suerte. Olvidándonos de todo lo que ellos nos han brindado; el esfuerzo, la dedicación y el amor que han puesto para darnos lo que nos faltaba.

Esta carta talvez nos pueda ayudar a tomar conciencia y no olvidarnos de ellos, porque todos algún día llegaremos al mismo lugar.
Fuente: healthynoticias.com

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