15 ilusiones ópticas que harán que no vuelvas a fiarte de tus propios ojos

Líneas rectas que parecen torcidas, imágenes fijas que aparentan movimiento y fotos en blanco y negro que cobran color

Las ilusiones ópticas son percepciones visuales que no se ajustan a la realidad del mundo que nos rodea. No solo son juegos (que también) sino que nos ayudan a entender cómo vemos y cómo reconstruimos el mundo.

Y es que las ilusiones ópticas ponen de manifiesto que nuestros ojos no son cámaras de vídeo que graban todo lo que ocurre, sino que nuestro cerebro interpreta y reelabora la información que nos proporcionan nuestros sentidos. La mayor parte de las veces esto no nos da problemas. Al contrario, nos ayuda. Pero en determinadas circunstancias, no tenemos suficiente información o nos influye el contexto y esta reconstrucción es ambigua o defectuosa. Aquí van 15 ejemplos, muchos de ellos clásicos.

1. ¡Organización, organización!

Algunas de las ilusiones ópticas juegan con cómo organizamos nuestra percepción. Cuando la información es ambigua, no sabemos si estamos viendo aun pato o un conejo, o una calavera o una señora, como en esta ilusión creada en 1892 por el artista Charles Allan Gilbert y con muchas versiones posteriores.

2. La ilusión de Zöllner

Bastan unas pocas líneas para confundirnos. Como en esta ilusión descubierta por el astrofísico alemán Johann Karl Friedrich Zöllner en 1860. A pesar de que estas rectas son paralelas, parecen inclinarse por influencia de las líneas diagonales.

Fibonacci / Wikimedia

3. La pared de la cafetería

Este efecto es parecido. Las líneas son paralelas, aunque no lo parezca por la disposición de los cuadros y por el contraste entre el blanco y el negro, que dificultan que se vea bien la línea que separa las filas y que hacen que cada cuadro parezca más ancho en uno de los extremos. Se conoce desde 1898, pero la popularizó en los años 70 Richard Gregory, que le puso su nombre al verla en la pared de una cafetería de Bristol. Hay un edificio de Melbourne que juega con este efecto.

Fibonacci / Wikimedia

Edificio Digital Harbour de Melbourne. Joe Bekker / Wikimedia

4. El falso entrelazado

Si nos vamos a las líneas curvas, nos topamos con esta ilusión creada por el psicólogo italiano Baingio Pinna en 2002. Estas líneas parecen cruzarse, pero se trata de círculos concéntricos.

Los círculos están creados con cuadrados blancos y negros que se alternan en color y en inclinación. Es decir, el cerebro recibe pistas que llevan a inferir una espiral, aunque se trate de círculos.

5. ¿Cuál es más grande?

No somos muy buenos estimando a ojo longitudes y tamaños. Un ejemplo es la ilusión de Jastrow, descubierta por el psicólogo estadounidense Joseph Jastrow en 1889. Las dos barras tienen el mismo tamaño, aunque no lo parezca.

Fibonacci / Wikimedia

Vale, no te lo crees. Este vídeo igual te ayuda a verlo más claro.

 

6. Las mesas de Shepard

Otro ejemplo parecido es el de las mesas de Shepard. ¿Cuál de estas dos mesas es más ancha? ¿Y cuál más larga?

Las dos son iguales.

Como explican en Mental Floss, percibimos las líneas verticales más largas que las horizontales, aunque midan lo mismo, en un efecto descrito por el fisiólogo alemán Adolf Fick en 1851. En esta ilusión influye también la sensación de perspectiva. Interpretamos los dibujos como dos mesas en un espacio en tres dimensiones, olvidando que son superficies planas, y la primera nos parece así más larga que la segunda.

(Las imágenes son de una conferencia de Michael Abrash, responsable de investigación y desarrollo de la plataforma de realidad virtual Oculus).

7. La habitación de Ames (y de El señor de los anillos)

Pero en lo que se refiere a la perspectiva, no hay nada mejor que la habitación de Ames, llamada así por el psicólogo estadounidense Adelbert Ames, que creó una habitación que parece normal si se ve de frente y en el centro, pero que en realidad es trapezoidal: las paredes, el suelo y el techo están inclinados. El diseño del suelo también suele ayudar a crear la ilusión. Este sería el plano:

Pisagatos / Wikimedia

Y así es como se ve.

 

 

 

Normal que se hayan usado «perspectivas forzadas» similares a la de esta habitación en El señor de los anillos, para jugar con los tamaños de hobbits, enanos y demás. Aquí hay vídeo.

8. ¡Esos cuadros no pueden ser del mismo color!

Los cuadrados A y B son del mismo tono de gris. Se trata de la famosa ilusión de Adelson.

Wikimedia

Este gif ayuda a verlo mejor.

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El cerebro compensa el color de los cuadros aplicando la constancia parcial del color. Si son del mismo color a pesar de que B está bajo la sombra de un cilindro, eso quiere decir (para nuestro cerebro), que ese cuadro ha de ser más claro. También influyen los cuadros que hay alrededor de cada uno. Y da igual que sepamos que son del mismo tono: no hay forma de verlos así.

9. ¡Y estos cubos tampoco!

Otro ejemplo parecido es el de estos cubos. El de arriba parece gris oscuro y el de abajo blanco. Ahora tapa con un dedo la separación. Efectivamente, los dos son del mismo color. Y una vez quitamos el dedo, volvemos a ver dos tonos de gris diferentes.

Se trata del efecto Cornsweet: «El sistema visual toma el gris oscuro y el blanco de los bordes y lo extiende a través de los cuadrados», explican en Science Blogs, donde se explayan más en las causas y ponen más ejemplos.

10. Una espiral es verde y la otra es… ¿azul?

El contexto también influye en qué colores vemos. Lo veíamos hace poco en el ejemplo de las píldoras azul y roja (y sobre todo en el cubo de Rubik que aparece en la misma pieza). Lo que ocurre con esta imagen es parecido. Fijémonos en las espirales verde y azul.

Resulta que las dos son del mismo color, pero las juzgamos diferentes por el contexto en el que aparecen: las verdes, cruzadas por franjas naranjas y las “azules”, por franjas magenta, como explican en Discover Magazine, donde explican que la ilusión está sacada de la web del psicólogo Akiyoshi Kitaoka.

Si pasamos la imagen por Photoshop o por cualquier programa que reconozca el color, podemos comprobar que el código RGB de ambas espirales es 0, 255, 150 (un tono de verde). Pero, como en la ilusión de Adelson, resulta imposible ver las dos espirales del mismo color.

11. Cómo ver en color una imagen en blanco y negro

Otro efecto de colores interesante es el provocado por la fatiga de retina, de la que ya habíamos hablado en Verne. Cuando nos exponemos a una gran cantidad de luz de un determinado color, los conos que perciben esta luz se fatigan y dejan de responder por unos segundos. Lo que provoca, por ejemplo, que podamos ver en color la imagen de este gif. Solo hay que mirar el punto negro. Y esperar.

12. Sigue el punto

Una ilusión que combina color y movimiento es esta creada en 2005 por el experto en visión Jeremy Hinton. Centrando la visión en la cruz del centro, se puede ver un círculo verde en el espacio que van dejando en blanco los puntos magenta. Con la suficiente concentración incluso pueden desaparecer estos otros círculos No solo se trata de la fatiga de retina, que según explica el fisiólogo Michael Bach nos lleva a ver el color complementario, sino que también se añaden la ilusión de movimiento y el efecto Troxler, que hace que se desvanezcan las imágenes borrosas si aparecen en el campo de nuestra visión periférica.

13. La cuadrícula centelleante

Aunque sí lo que te gusta es ver cosas que no están ahí, lo mejor es la ilusión de la cuadrícula centelleante (parecida a la de Hermann y descubierta por E. Lingelbach en 1994). Basta fijarse en una de las intersecciones (cualquiera), para comprobar que no hay ningún punto negro. Aunque allí hay otro. Y allí. Y allí.

Tó campos1 / Wikimedia

14. Los círculos que se mueven, pero no se mueven (pero se mueven)

Los colores y sombras pueden dar la impresión de que estos círculos se mueven, ya que los patrones de colores imitan el tipo de información que recibimos cuando vemos un objeto en movimiento. Esta ilusión afecta a la visión periférica: si nos fijamos solo en uno de los círculos, veremos que no está quieto. En todo caso, esta imagen, basada en el trabajo del psicólogo Akiyoshi Kitaoka, no es un gif.

Cmlgee / Wikimedia

15. El tren que viene (o se va)

Pero ya basta de ilusiones ópticas. Será mejor que me vuelva a casa en metro. El problema es que no sé si el tren viene o se va. Como la imagen es en dos dimensiones, al cerebro le cuesta saber si el tren entra o sale del túnel. Es fácil ver la imagen con los dos sentidos de la marcha de forma muy seguida.

JAIME RUBIO HANCOCK/ Verne/ El País