Pedro Almodóvar revela qué atributos busca en sus actrices: mujeres atípicas con sentido del humor, físicos especiales y ningún prejuicio moral, estético o profesional son las elegidas
He tenido la suerte, desde mis primeras películas, de haber trabajado con algunas de las mejores actrices del país: Carmen Maura, Julieta Serrano, Victoria Abril, Cecilia Roth, Verónica Forqué, Mary Carrillo,Emma Suarez… Además de excelencia todas están dotadas de gran sentido del humor, ausencia de prejuicios morales, estéticos o profesionales y todas ellas son capaces de mezclar comedia y drama sin aparente esfuerzo y de modo innato, no hay escuelas para esto, se tiene o no se tiene. Cada una en su momento fue el mejor vehículo para los apasionados personajes femeninos que escribí, mujeres muy libres, luchadoras y con gran autonomía moral.
Estos son los primeros atributos que busco en una actriz, pero hay más. Siento debilidad por los físicos especiales y las voces poco académicas. La rareza siempre resulta expresiva y es bienvenida.
También me gusta que aparezcan en papeles más o menos cortos actrices cuya escuela ha sido las porterías, las peluquerías, las salas de espera, las barras de los bares, las discotecas, los supermercados, la calle, los patios, las vecinas, la vida en definitiva. Siempre he mezclado la presencia de actrizones con personajes reales a los que no les asusta la cámara ni sienten el menor respeto por las películas. Mi madre es un buen ejemplo de este tipo de colaboraciones. A la farmacéutica de ¿Qué he hecho yo para merecer esto! la encontramos por casualidad en la plaza donde rodábamos, la “madre del asesino” en Kika era la portera de donde teníamos la oficina, una abuela gallega que sale con Fele y Petra Martínez y les roba la secuencia en La mala educación era la dueña de la casa donde rodábamos… La lista de pequeñas intervenciones esenciales en mi cine interpretadas por gente casual es larguísima.
Siempre he mezclado la presencia de intérpretes profesionales con personajes reales a los que no les asusta la cámara»
Casual fue que me encontrara en un garito con Rossy de Palma, ella trabajaba de camarera y me dijo que quería salir en una película. Absolutamente, le respondí yo. Al día siguiente vino a hacer de presentadora televisiva en La ley del deseo frente a Eusebio Poncela. Sus dos primeros planos de perfil llamaron la atención en el mundo entero. Rossy es una mezcla de Mary Santpere, Tota Alba y la icónica Diana Vreeland. El caso de Rossy es emblemático cuando digo que me gustan las mujeres con rasgos únicos, particulares, personalísimos y poco ortodoxos. La cámara agradece los rasgos únicos y los potencia. Rossy no sería ella sin su nariz, creo que no operarse fue la mejor inversión que pudo hacer de jovencita. Su asimetría facial es la clave de su extraordinaria fotogenia, la razón por la que se ha convertido en una pin up internacional. Bueno, también hace falta desparpajo. Eso siempre.
Otra debilidad: las actrices atípicas, aquellas que dicen sus textos de un modo nada académico, que en otras actrices sonarían chirriantes pero que en boca de ellas son naturales, verosímiles y desarmantes. Hablo de mujeres como Chus Lampreave, Ángela Molina también es atípica, además de muy guapa, Eva Siva, Petra Martínez, etcétera. Hacen muy pocos gestos, me recuerdan a Totó, Buster Keaton o Pepe Isbert, actores que no movían un músculo de la cara y siempre eran expresivos.
Me preguntarán qué les ofrezco a ellas yo a cambio. La respuesta es todo. Mi vida por entero. No exagero”
Hay otras (Loles León, María Barranco, Antonia San Juan, Carmen Machi) que participan de todos los grupos y son herederas de las grandes actrices de reparto de los años sesenta (María Luisa Ponte, Laly Soldevila, Rafaela Aparicio, las Caba Alba y las Gutierrez Caba, etcétera).
Tengo que mencionar a Bibiana Fernández, un género en sí misma. He trabajado con ella por guapa, amiga, esbelta y novelesca.
Las Guapas-Guapas: Penélope Cruz, Elena Anaya, Paz Vega,Adriana Ugarte. Pertenecen a mi última etapa (ahora me salen más papeles de guapa que antes). Grandes actrices todas, si no fuera así de poco serviría su belleza. Penélope también entra en el apartado de atípicas.
Además de estas características, y alguna otra que seguramente olvido, para ser una chica Almodóvar hay que ser generosa (todas lo fueron), no tenerme miedo ni respeto reverencial, estar dispuestas a aprenderse los diálogos cinco minutos antes de rodar (porque a veces adapto y cambio los diálogos en el último momento, o me invento nuevas acciones) y a ensayarlo todo (las improvisaciones también hay que ensayarlas). Y a confiar en mí como único espejo.
Me preguntarán qué les ofrezco yo a cambio. La respuesta es todo. Mi vida por entero. No exagero.
Mil gracias a todas, las nombradas y las ausentes.