La Parranda de San Juan en Venezuela, la rumba congoleña o incluso la caligrafía árabe: la Unesco debe incorporar esta semana una cuarentena de tradiciones procedentes de todo el mundo en su lista del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
El porvenir de las alrededor de 60 candidaturas presentadas tanto por países como por grupos de naciones se conocerá entre el martes y el jueves. Un tercio deberían recibir el visto bueno, indicaron fuentes de la organización de la ONU.
El patrimonio cultural inmaterial, o «patrimonio vivo», es una herencia «de nuestros antepasados y transmitida a nuestros descendientes», señala la Unesco. Esta comprende tradiciones orales, rituales, prácticas sociales.
«Para ser declarada patrimonio cultural inmaterial, la práctica cultural debe ser dinámica. Debe tener un significado en la vida de las personas», explica en una nota para la prensa Tim Curtis, secretario de esta convención de 2003.
La Parranda de San Juan junto a los mariachis, la bachata y la pizza
Desde entonces, unas 500 candidaturas integraron la prestigiosa lista, entre ellas los mariachis mexicanos, la sauna finlandesa, el arte de la preparación de la pizza napolitana, el masaje tailandés o la bachata dominicana.
Varias fiestas celebradas en América Latina aspiran en la actual edición a la lista, entre ellas la Parranda de San Juan en Aragua, Carabobo, Distrito Capital, Miranda y Yaracuy, así como en Vargas.
La Fiesta Grande de Tarija de Bolivia y las danzas y expresiones de la Fiesta del Corpus Christi en Panamá también optan a integrar la lista de la Unesco, así como el género musical del pasillo de Ecuador o la producción cerámica Awajún en Perú.
Este año, la posible estrella entre los aspirantes de todo el mundo es la rumba congoleña, «una parte integrante de la identidad congoleña y un medio de promover la cohesión y la solidaridad entre las generaciones», apunta la Unesco.
Cinco años después de la cubana, la rumba congoleña busca entrar en la lista gracias a una candidatura conjunta de la República del Congo y de la República Democrática del Congo.
«Cada país necesita una marca que le identifique», señala Amadou Diop, jefe de la asociación de guías de la región de Saint-Louis en Senegal, que apoya la candidatura del thieboudienne, un popular plato a base de arroz, pescado y verduras.
Armonía, gracia y belleza
Otro proyecto clave de la actual sesión de la Unesco es la caligrafía árabe, que defienden 16 países donde el islam es la religión mayoritaria.
«La caligrafía árabe es la práctica artística que consiste en escribir a la mano la escritura árabe de manera fluida para expresar armonía, gracia y belleza», describe la agencia de la ONU.
«Como las letras pueden estirarse y transformarse para crear diferentes patrones, su fluidez ofrece infinitas posibilidades, incluso dentro de una misma palabra», agrega.
«La caligrafía árabe siempre ha servido de símbolo del mundo árabe-musulmán», apunta Abdulmajeed Mahboob, de la Sociedad de Preservación de la Historia Saudita, una oenegé de Arabia Saudita involucrada en el proyecto.
Pero «mucha gente ya no escribe a mano debido a la evolución de la tecnología» y el número de artistas especializados en caligrafía árabe disminuye considerablemente, lamenta Mahboob, para quien la inscripción en la lista busca «sensibilizar» sobre el problema.
El arte de cetrería es otro de los proyectos impulsados por varios países, en este caso 24 naciones de Asia, África y Europa, entre ellas España y Portugal. AFP