La llegada del espíritu de la navidad

La llegada del Espíritu de la Navidad es una tradición de los países nórdicos que ha sido adoptada en muchas partes del mundo como una excelente excusa para reunir a la familia, hacer un balance de los logros alcanzados y visualizar lo que se espera. En astrología, es el ingreso del sol al signo de Capricornio, y se produce el llamado solsticio de invierno, cuando el astro rey se encuentra en la parte más alta del zodíaco, iluminando a la humanidad.

La llegada del Espíritu de la Navidad es una tradición de los países nórdicos que ha sido adoptada en muchas partes del mundo como una excelente excusa para reunir a la familia, hacer un balance de los logros alcanzados y visualizar lo que se espera.

Según la leyenda, el Espíritu de la Navidad llegó a la Tierra proveniente de una lejana galaxia y se instaló en el norte, lo que hoy conocemos como península escandinava.

Para los nórdicos, la llegada del Espíritu de la Navidad significaba el renacer de la naturaleza después del paso del invierno. Generalmente se reconoce el 21 de diciembre como el día del Solsticio de Invierno, el cual corresponde al instante en que la posición del Sol en el cielo se encuentra a la mayor distancia del ecuador terrestre y es la fecha en que convencionalmente comienza el invierno en la mayoría de los países del Mundo. Basado en el Solsticio de Invierno, se ha celebrado por distintas culturas el renacimiento del año en lo que se refiere a la vida-muerte-renacimiento de las deidades o nuevos comienzos, como en la fiesta escocesa de Hogmanay, una tradición de Año Nuevo de limpieza.

En astrología, el 22 de diciembre, a la 1:01 de la madrugada, hora venezolana (5:31 GMT) el Sol hace su ingreso al signo de Capricornio, y se produce el llamado solsticio de invierno, cuando nuestro astro rey se encuentra en la parte más alta del zodíaco, iluminando con su brillo a la humanidad, es el momento en que se produce la noche más larga del año y una energía muy especial inunda al globo terráqueo, es el momento de la llegada del Espíritu de la Navidad.

Quienes han adoptado esta festividad se reúnen alrededor de una torta de navidad, donde cada participante relata sus logros del año que concluye. Luego, se enciende una velita mientras se hacen promesas para que en el año venidero se cumplan todos los objetivos de vida, trazados para ese periodo.

Cada quien escribe sus peticiones en dos papeles, uno de ellos es quemado con la velita, simbolizando que en el humo que se desprende va el mensaje a los confines del Cosmos a una Conciencia Universal.

En un algún momento, los participantes expresan su agradecimiento por todo lo recibido en el año, así como sus sentimientos, emociones y deseos para el universo, el mundo, cónyuges, hermanos, padres, familiares y amigos.

De manera simbólica durante un minuto se guarda silencio mientras baja el Espíritu de la Navidad, el cual todos reciben con entusiasmo y alegría, y aceptando así la Bendición de la Divina Providencia para seguir el camino durante el año venidero. Todo se lleva a cabo en un ambiente con aroma a mandarina, porque según la creencia, es el olor que más agrada al esperado visitante.

El Espíritu de la Navidad, según la tradición, tiene la misión de traer, cada fin de año la abundancia, paz, amor, unión, fraternidad, armonía, opulencia, prosperidad y bienestar espiritual a toda la humanidad.

El Árbol de Navidad

En el caso de las poblaciones en las regiones polares los efectos de depresión del invierno en los individuos y las sociedades están en su mayoría vinculados al frío y la inactividad. Además, la falta de luz solar en los cortos días del invierno provoca dormir más. Para no abatirse y combatir esta situación, los pueblos se reúnen en festivales y celebraciones desde el 21 de diciembre y durante el invierno cuando ocurren las noches más largas del año, y a menudo piden floración perenne, brillante iluminación, grandes fuegos artificiales, fiestas, la comunión con el prójimo, y por la noche, un esfuerzo físico por el baile y el canto. Así, nació la tradición del Árbol de Navidad, referido a llevar dentro de la casa a la vida de la naturaleza, en este caso el árbol, y adornarlo con objetos de colores, verdes y rojo e iluminarlo con velitas prendidas que representan la luz del radiante sol de la primavera y el verano.

Es un Árbol de «Navidad» porque se refiere al nacimiento del nuevo año que ocurrirá en las postrimerías del invierno con la llegada de la primavera.

Los sami, pueblos indígenas de Finlandia, Suecia y Noruega, tienen el culto a Beiwe, la diosa sol de la fertilidad y sanidad. Ella viaja por el cielo en una estructura hecha de huesos de reno con su hija, Beiwe-Neia, para anunciar de nuevo el verde pienso en el que los renos pastaran. En el solsticio de invierno, sacrifican sus ciervos hembras blancas, y con la carne, hilos y palos, hacen una cama con cintas de anillos. También cubren sus puertas con mantequilla por lo que puede comer Beiwe y comenzar su viaje una vez más.

Cuando los primeros cristianos llegaron al norte de Europa, descubrieron que sus habitantes celebraban el solsticio de invierno adornando un árbol perenne, en la fecha próxima a la Navidad cristiana. Posteriormente, con la evangelización de esos pueblos, los conversos tomaron la idea del árbol, para celebrar el nacimiento de Jesús de Nazareth.

En el presente el árbol se decora con adornos como bolitas de colores de cristal u otro material, luces, estrellas, lazos, guirnaldas u otros elementos.

Espíritu de Navidad el 21 de diciembre

No es solamente entre los pueblos nórdicos de Europa donde se celebra el 21 de diciembre.

A finales de siglo VII, en Japón, se celebraron fiestas para festejar el resurgimiento de Amaterasu o Amateras, la diosa del sol de la mitología japonesa, desde su reclusión en una cueva. Engañada por los otros dioses con una fuerte celebración, ella busca a ojeadas y encuentra la imagen de sí misma en un espejo y es convencida por los otros dioses para volver, con lo que la luz solar regresa de vuelta al universo. Aspectos de esta tradición han continuado hasta el día de hoy en el Año Nuevo.

En las antiguas tradiciones de los Kalash, pueblo de Pakistán, durante el solsticio de invierno, un semidiós vuelve a reunir y ofrecer oraciones a Dezao, el ser supremo.

El nacimiento de Jesús de Nazareth se celebra el 25 de diciembre, que era el solsticio de invierno cuando se creó el calendario juliano. En los últimos cien años, varias iglesias cristianas han reconocido que en esta fiesta se conjugan elementos folclóricos de diversas culturas, y permiten que gran parte del folclore y las fiestas paganas locales se conjuguen dentro de la festividad. Hasta la actualidad, en este día se celebran antiguos festivales como Koleda (Коледа) y Karácsony en muchas partes de Europa, que no están relacionados con la Natividad cristiana.

El Festival del Solsticio de Invierno es uno de los más importantes festivales celebrados en China y por otros asiáticos orientales durante el plazo del dongzhi solar o alrededor del 21 de diciembre, cuando el sol es más débil y la luz del día más corta, es decir, el primer día de la dongzhi solar. Los orígenes de este festival se remonta al yin y el yang, la filosofía del equilibrio y la armonía en el cosmos. Después de esta celebración, habrá días con más horas de luz natural y, por tanto, un aumento de la energía positiva que fluye.

Goru es la ceremonia del solsticio de invierno (en diciembre) del país dogon, en Malí. Es el último ritual de la cosecha y celebra la llegada a la humanidad, del dios del cielo, Amma, a través de Nommo dentro de la Aduno koro o el Arca del Mundo.

La víspera de Año Nuevo celebración de Escocia se llama Hogmanay. El nombre se deriva del antiguo nombre escocés para los regalos de Navidad de la Edad Media. Las primeras celebraciones de Hogmanay fueron llevados a Escocia por los invasores y ocupantes nórdicos que celebraban un nuevo año solsticial. En 1600, con la aplicación escocesa del 1 de enero como Año Nuevo y la persistente represión de la iglesia en las celebraciones del solsticio, las tradiciones navideñas se trasladaron al 31 de diciembre.

Venezuela

Venezuela, es fundamentalmente católica, con los tradicionales nacimientos, aguinaldos, gaitas, hayacas, dulce de lechosa y pan de jamón, aunque cada región le da su toque característico.

Algunas familias acostumbraban celebrar el 6 de diciembre el día del San Nicolás de Trapo y se elaboraban muñequitos de trapo y se obsequiaban como regalo. La famlia cantaba canciones de navidad y los más pequeños prendían luces de bengala.

También, es extraordinario ver cómo las distintas familias tienen sus propias costumbres, incorporando miles de familias venezolanas el celebrar el 21 de diciembre como día del Espíritu de la Navidad.

Quienes celebran el 21 de Diciembre día del Espíritu de la Navidad, lo hacen porque representa el fin del año que concluye, y el nacimiento del año venidero. La ocasión es porque es el solsticio de invierno con la noche más larga del año que da paso a la siguiente estación, y donde según la creencia celta, con la fuerza de la Tierra y el Cosmos se da comienzo a una potencia generadora de vida.

Ese día la familia se reúne alrededor de una torta de navidad, donde cada uno de los presentes relata sus logros del año que concluye. Luego, se enciende una velita mientras se hacen promesas para que en el año venidero se cumplan todos los objetivos de vida, trazados para ese periodo.

Cada quien escribe estas promesas y objetivos en dos papeles, y uno de ellos es quemado con la velita, simbolizando que en el humo que se desprende va el mensaje a los confines del Cosmos a una Conciencia Universal.

En un algún momento, los participantes expresan su agradecimiento por todo lo recibido en el año anterior, así como sus sentimientos, emociones y deseos para el universo, el mundo, cónyuges, hermanos, padres, familiares y amigos.

De manera simbólica durante un minuto se guarda silencio mientras baja el Espíritu de la Navidad, el cual todos reciben con entusiasmo y alegría, y aceptando así la Bendición de la Divina Providencia para seguir el camino durante el año venidero. Todo se lleva a cabo en un ambiente con aroma a mandarina, porque según la creencia, es el olor que más agrada al esperado visitante.