La Feria Internacional del Libro de Venezuela (Filven) arrancó este jueves su décima cuarta edición con un cambio bastante significativo respecto a años anteriores: Para esta oportunidad mudaron su instalación a la plaza Bolívar de Caracas, donde una tarima animaba el ambiente con música tradicional y presentaciones de danza, mientras las miradas curiosas del público recorrían los diferentes stands a su alrededor, mucho más reducidos en número y espacio que en sus ediciones en el eje museístico de Bellas Artes.
Jordan Flores/El Universal
Una merma notable se apreció en la cantidad de editoriales y distribuidoras de libros que solían participar con frecuencia en el evento. Sin embargo, en los locales presentes se ofrece una amplia variedad de libros, discos y artesanías, entre otros productos, cuyos precios oscilan entre los 600 y 2.000 bolívares soberanos, aunque se pueden conseguir publicaciones a menor costo, entre los 50 y 100 bolívares, en los stands de algunas universidades o de las instituciones del Estado que abundan dentro de la Feria.
Entre edificios históricos y vendedores ambulantes, un grupo de teatro callejero representando indígenas, esclavos y mestizos, como sacados de la época pasada, caminaba entre los transeúntes.
Este año, la Feria rememora el Bicentenario del Correo del Orinoco, primer periódico del país fundado por Simón Bolívar, del cual existe actualmente un diario homónimo. En el acto de apertura se realizó una ofrenda de libros a la estatua ecuestre del Libertador, mientras la sede del Gobierno de Distrito Capital albergará una exposición sobre su historia.
La Casa Amarilla, sede de la Cancillería, también abrirá sus puertas para ofrecer talleres, charlas y presentaciones. Al mismo tiempo, la Casa de las Primeras Letras Simón Rodríguez, en el bulevar Panteón, y el café Chocolate con Cariño, en la plaza El Venezolano, serán refugio de recitales de música y poesía que acompañarán la atmósfera cultural del casco central de la ciudad hasta el próximo 18 de noviembre.