«El Venerable» 155 años del natalicio del Doctor José Gregorio Hernández

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Bajo la frescura de los Andes venezolanos nació, un día como hoy hace 155 años, José Gregorio Hernández Cisneros en la localidad de Isnotú en el estado Trujillo. El primero de seis hermanos de una familia con ascendencia extranjera que signó con su obra la solidaridad característica de quienes nacimos en la tierra de Bolívar.

Hijo de Benigno María Hernández Manzaneda y Josefa Antonia Cisneros Mansilla, José Gregorio pasó sus primeros años en su pueblo natal y, aunque manifestó inclinación por las leyes en la adolescencia, su padre lo encaminó hacia la medicina y el servicio de atención a los enfermos.

Una vez en Caracas, inició sus estudios en la Universidad Central de Venezuela para luego enriquecer sus conocimientos científicos en Europa. Pero, la ingratitud nunca estuvo en el corazón de este trujillano, su arraigo y amor patrio lo trajeron de vuelta al país para trabajar como médico en el Hospital Vargas, centro donde compartió su sabiduría y amplio manejo de las tecnologías de la época.

Con el paso de los años, el llamado de Dios cobró fuerza en la vida de su siervo. Incondicional ayuda a los desposeídos, atención de primera y una magnífica cualidad para lograr sanar a los enfermos eran la constante de aquellos tiempos cuando se hablaba de José Gregorio.«Mi madre que me amaba desde la cuna, me enseñó la ciencia de Dios y me puso por guía la santa caridad», JGH.

La muerte sorprendió más a los venezolanos que al mismísimo difunto. José Gregorio Hernández parecía estar preparado para el encuentro con Dios desde hacía muchos años; el convencimiento de que la bondad y el amor conducen al padre, así lo confirman. El 29 de junio de 1919, con apenas 55 años, deja de existir físicamente.

«Ha muerto un santo» gritaban cientos de dolientes que colmaron Caracas aquel junio de lágrimas. Desde entonces, los relatos que le atribuían milagros al fallecido doctor se volvieron otra constante en la sociedad venezolana.

Sin embargo, solo dos intervenciones divinas han sido comprobadas y aceptadas por las autoridades católicas. Es así como José Gregorio Hernández Cisneros adquiere el rango de «Venerable», quedando su beatificación y canonización en trámite, proceso que – a juicio de sus devotos – ha sido lento e injusto.

Más allá de lo religioso, hoy celebramos que un día como hoy Venezuela vio nacer un hombre íntegro, solidario, desprendido y grande que traspasó con su accionar la barrera del tiempo y el espacio logrando ser recordado casi siglo y medio después con un cariño genuino y un sentido de pertenencia sublime.